domingo, 17 de julio de 2011

Enanos

¿Qué haces, insensato?... deja inmediatamente el hacha en el suelo. Por favor, podrías cortarte la cabeza accidentalmente…
- No será ningún jodido accidente. Quiero morirme. No puedo seguir viviendo con esto. Estoy enamorado de ella, ¿sabes?. Estoy loco por ella. Y muero cada noche que sé que otro besa sus labios. Y lloro de rabia cada vez que imagino que alguien acaricia su delicada piel, sus maravillosas tetas…
- ¿Por qué no me lo dijiste antes? ¿Por qué has esperado tanto? ¿Acaso ya no confías en mí?
- Hay una parte de mí, la racional, que sabe que las cosas deben ser así. Que no soy ni seré nunca lo suficientemente bueno para ella y debo conformarme con los sábados. Pero hay otra parte de mi ser que la ama, la quiere, la desea todas y cada una de las mañanas, tardes y noches de mi vida. La necesito. No puedo vivir sin ella y tampoco puedo seguir compartiéndola. Por eso debo morir.
- No, amigo mío. Hablemos. Está claro que nuestro pacto con ella era para el bien de todos y que tú te cortes la cabeza con esta hacha tan afilada cambia un poco las cosas. Hablando se entiende la gente. Por favor, no lo hagas, no pierdas la cabeza…
- Pero… ¡pero es que no es justo para los demás!. Lo sé. Soy esclavo de mi corazón, algo que jamás pude imaginar. Yo era feliz, cantando y puliendo diamantes. Hasta que apareció ella. Con esos labios carnosos. Esas mejillas sonrosadas. Esa sopita tan buena que hace. Pero los demás podrían sentir lo mismo que yo. Y sin todo el grupo sería mucho más dificil protegerla. Debo morir, joder…
- ¡NO! Por favor, te lo suplico. Levántate. Quita la cabeza del tronco. Y deja el hacha en el puto suelo. Voy a organizar una asamblea para dentro de cinco minutos. No pienso dejar que te mates sin hablarlo antes. No puedo creer que no haya otra solución…
- Soy un jodido egoista. Me siento más colgado que una pinza de tender. Muero por su sabroso coño. Merezco morir…
- Déjame hablar con los chicos… déjame hablar con ella… por favor.
- Me siento como un gusano. Un gusano que tiene el alma partida por el dolor, por lo que hay entre sus amigos y la mujer que ama. Déjame partirme en dos con esta hacha redentora. Si merezco vivir, si Dios así lo quiere, viviré.
- Mira… estás idiota de amor. Hablemos. ¿Y si ella siente lo mismo por ti? Ya no habría problema, ¿no? Anda, dame el hacha maldito enano de mierda o te juro que te arrepentirás toda la eternidad si acabas cortándote la jodida cabeza…
- Está bien. Toma… pero esto sólo hacer que retrasar lo inevitable. Lo sé. Estoy muerto. Soy un puto zombie…
- ¡CHICOS, BLANCANIEVES! ¡VENID AQUÍ INMEDIATAMENTE!

No hay comentarios:

Publicar un comentario