lunes, 18 de julio de 2011

La Rioja

Voy a decirlo en tan sólo cuatro palabras: quiero irme a vivir a La Rioja. Vale, no soy matemático, lo admito. Debo confesar que, además de atravesar el síndrome post-vacacional, tengo desde hace días algo parecido al síndrome de Logroño, que es como el de Estocolmo pero como de buen rollo.

He tenido la puta suerte de que un buen amigo de mi media piña (estoy obsesionado, lo sé) nos ha invitado unos días. Fueron cuatro como podían haber sido treinta y cuatro, teníamos un apartamento para nosotros. Sí, fueron cuatro. Como nos íbamos a dormir cada día entre las tres y las cuatro de la mañana se me antojaron ocho. Tal como dijo Einstein, el tiempo es relativo. Pero vayamos por partes…

De la gente que conocimos allí sólo puedo decir una cosa: quiero irme a vivir con esa família. Unos días con unos y otros días con otros. De hecho, aprovecho esta entrada para pedir formalmente mi adopción. Creo que las palabras hospitalidad y generosidad las inventaron sus antepasados. Una auténtica pasada de personas…

De la comida… bueno… mi paladar tuvo tantos orgasmos que me tenía que lavar los dientes seis veces al día, pero disfruté especialmente de unos espárragos trigueros que iban metidos en una ensalada con trocitos de foie; literalmente se me cayó la baba encima de los tejanos, lo cual siempre es vergonzoso cuando comes fuera de casa. Impresionante fue también el momento queso (debo confesar que en otra vida fui Mickey Mouse, mucho antes de que me dibujara Walt Disney), acompañado de jamon serrano y un vino que nos trajeron de la galaxia de Andrómeda. Por supuesto, nos guiaba por el paraiso de los sentidos nuestro colega Raúl.

Ahora en serio. No, ahora más en serio. La primera cena en casa la acompañamos con una botella de litro y medio de Rioja (de aquí nace el famoso botellón) que nos regaló Mario, que si lo hubiera catado Cleopatra, una mierda se hubiera pasado la vida bañándose con leche de burra…

En fin, que si alguna vez desaparezco de Barcelona, buscadme en el sur de La Rioja, un paraiso culinario, con una calma alucinante, con un Cierzo fresquito, con una gente de puta madre... allá donde habitaron los dinosaurios hace aproximadamente 65 millones de años… amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario