lunes, 18 de julio de 2011

Ceyma returns II

Pasamos por delante del Tasca i Vins con el avión de Óscar y avistamos un grupo de personas que se mueven tan aprisa que cuesta reconocerlas. Es lo que tienen los nervios del reencuentro. Consu ha logrado por fin ponerse el cinturón de seguridad. Nos metemos en un parking, justo en la esquina. Ha llegado la segunda fase del encuentro; más emociones.

Giramos la esquina utilizando los pies y cruzamos miradas con los que han sido más puntuales. Se podría decir que hay un abanico de sensaciones. Esto no puede ser bueno para el corazón. El mundo se convierte en un extraño capítulo de los Teletubbies y todos nos besamos y abrazamos y hablamos y es como estar en una jodida máquina del tiempo pero sin Rosa Álvarez. No escucho a nadie. No puedo. Flipo mucho. En un momento dado quedo delante de una mujer guapa y morena de pelo rizado. Nos miramos con cara de ¿y tú de quién eres? porque no sabemos quienes somos. Ana y yo no coincidimos nunca en Ceyma y cuando me lo comenta me quita un peso de encima. Ahora ya sé por que no me acordaba ni de su nombre…

Silvia ya no es pelirroja pero ha venido con sus bonitas pecas para que la reconozcamos. La recordaba más alta. Me pasa con todos. Lo fácil es pensar que debo haber crecido con los años, pero más tarde, las fabulosas fotos de Virginia descubriran que algunos de mis más viejos recuerdos son pura mentira. Inventos de mi enfermiza mente.

Su cara de alucinada, la de Virginia, hace juego con la de casi todos. Está igual que la última vez que la “atraqué en el metro”. Todo es muy raro. Y muy guapo. Con Mada y Maribel hay muy buen rollo. La primera cena nos hace veteranos. A Mada es como si la viera todos los días. Es dificil de explicar. Abrazo a Raúl que sigue sonriendo como hace 26 años. Abrazo a Manuel que sigue con ese bronceado perenne y le doy dos besos de parte de mi hermana Esther. Trabajaron juntos hace unos años. Abrazo a un tipo que se parece a Paco hasta que recuerdo que Paco no viene. Le pido disculpas.

Àngels está rubia y tardó dos segundos en reconocerla. Hablamos. Pero sobre todo miramos. Creo que a todos nos cuesta interiorizar la situación. Estás igual; no te pareces en nada; te hubiera reconocido; si nos cruzamos ni te miro; ¿Cuántos niños tienes? Hay comentarios de todos los gustos y colores, que se mezclan en la noche. No sé ni lo que digo. Aparece Celes y nos besamos entre abrazos. Es el único al que recordaba más bajito. Putos recuerdos. Está hecho un hombretón. Casti llega el último y sabe que eso significa que pagará los cubatas. Jordi es sinónimo de buen rollo, así que la catársis colectiva ya está completa.

La gente, nerviosa, saca su primer cigarro. Como no fumo voy a asegurarme de que tenemos mesa reservada. Quince personas a las 9 de la noche. Trato de que pasen dentro levantando las manos, saltando e incluso bailando Tocar Madera. Ni puto caso. Pasarán 20 minutos antes de que logre meter a la mitad de los Ceyma Returns en el restaurante…

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