Soy un niño bueno. Bueno. Un niño muy bueno...
El chaval apenas tiene 8 años. Sentado en los escalones que dan al jardín, permanece hipnotizado mirando el suelo. Un ejército de hormigas se está organizando para llevarse a buen recaudo el cadáver de una mosca. El chaval sonríe.
Soy un niño bueno. Bueno. Un niño muy bueno. Y las hormigas son mis amigas...
En el interior de la casa, los padres del niño han terminado de preparar la cena.
- ¿Qué debe estar haciendo nuestro mocoso que no se le oye?
- Está jugando en el jardín…
- ¿Sin hacer ruido? Me temo que algo debe estar tramando.
- Pero cielo… nuestro niño es tan bueno que sería incapaz de matar una mosca…
Soy un niño bueno. Bueno. Un niño muy bueno. Y las hormigas son mis amigas...
¡Plas! Otra palmadita. Otra mosca cae al suelo. Otro ejército de hormigas se pone en funcionamiento. El chaval vuelve a sonreír.
- ¡Adolf, cariño! ¡A cenar!
- ¡Voy mamá!
Soy un niño bueno. Bueno. Un niño muy bueno...
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