sábado, 16 de julio de 2011

El Grifo

- Cariño... cariño... ¿estás despierto?
- Ummm, pues creo que ahora sí... ¿puedo saber qué quieres a las tres de la madrugada?
- Hace rato que oigo un ruido en el baño... escucha... es como una campanita...
- Yo no oigo nada. Duerme.
- Por favor... ¿no puedes ir a ver qué pasa? Te lo compensaré como tanto te gusta...

Apolo se levanta porque las mamadas de Casandra son espectaculares. Tener ganas de mear también ayuda. Su mente empieza a carburar a la altura de la cocina y justo un segundo antes de abrir el baño puede oír aquel sonido metálico. Se detiene durante unos segundos, que a su vejiga le parecen semanas, para poder escuchar un segundo tintineo. ¿Qué mierda es aquello? Toma resolutivamente el pomo de la puerta, la abre con cierta violencia y su mano golpea el interruptor de la luz, que se hace, gracias a Edison.

Nada. Mejor dicho, nadie. Como lo primero es lo primero, lo primero es mear.

- Cariño... ¿hay alguien en el baño?
- Sí... es tu madre que ha venido a dar por culo como siempre... ha traído un destornillador y amenaza con sacarme los ojos...
- Idiota. No te metas con mi madre...
- ¿Así qué... le digo que se vaya?

Un nuevo sonido metálico pone en guardia a Apolo. Con la mirada busca a su alrededor. Es el grifo. El jodido grifo pierde agua. O peor aún, está mal cerrado. Sacando al fontanero que lleva dentro, Apolo le da un cuarto de vuelta a la llave. Observa durante minuto y medio al grifo, que ya no tiene cojones de gotear más. Y vuelve victorioso a la cama, a ganarse una merecida recompensa sexual...

Nuevamente a la altura de la cocina, oye un ruido extraño que viene de su dormitorio. Es como si Casandra estuviera comiendo con la boca abierta o una lavadora estuviera centrifugando. Aunque también podría ser un oso adulto roncando. Al entrar en su dormitorio, se queda paralizado de horror. Una bestia, mitad ave, mitad felino, está sobre su Casandra. La penumbra no le deja ver con precisión si se la está comiendo o se la está follando. Casandra no se oye, lo que significa irremediablemente que ha perdido el conocimiento o ha muerto. Apolo, cegado por el dolor de la posible pérdida o extraña infidelidad, se acerca al arco que le había prestado su buen amigo Eros. Carga una flecha en silencio y cuando la bestia se da cuenta de que no está sola con su víctima, levanta su cabeza de águila justo por donde se estaba trazando una trayectoria lamentable...

- ¡¡¡Argggg!!! ¡¡¡Nooo!!!
- Tranquilo, cariño... no pasa nada... estás aquí, conmigo... ha sido otra pesadilla.
- Mierda... mierda, mierda... cada noche lo mismo. Esto es insoportable...
- ¿Otra vez te han atravesado la cabeza con una flecha?
- Sí. Y esta vez ha sido el mismísimo Apolo...
- Apolo te adora, cariño... lo sabes muy bien... mañana iremos a ver a Psique para que te cambié la medicación...
- Sabes que no la soporto...
- Anda, no seas quejica y acurrúcate sobre mi ala... duerme mi amor...

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